"Uno" es un tango de 1943 con letra de Enrique Santos Discépolo y música de Mariano Mores que ha sido interpretado y grabado por numerosas orquestas en todo el mundo. Junto con otros tangos con letra de Discépolo como Cambalache, Cafetín de Buenos Aires, Yira, yira, Canción desesperada y Confesión, "Uno" goza de un prestigio incomparable. Se lo considera uno de los llamados «tangos fundamentales». En él cristaliza la vena lírica del escritor, al tiempo que la línea melódica que otorga el pianista Mores mitiga el tremendismo presente en composiciones anteriores de Discépolo. Este nuevo matiz resultó significativo para Discépolo, quien siguió componiendo con Mores otros tangos, incluyendo el último, Cafetín de Buenos Aires, de 1948.
La gestación de "Uno" fue larga, ya que se compuso primero la música, mientras que la letra demandó casi tres años más.
El pianista había conocido al poeta (y también músico) una noche en el cabaret Maribú. Fue invitado a acompañar en el escenario a la esposa de Discépolo, la cantante Tania. "Me gustaría, maestro, si alguna tengo la oportunidad, mostrarle alguna de mis obritas y así, le pasó la partitura de la música de un tango romanza llamado «Cigarrillos en la oscuridad», proponiéndole que le pusiera letra. Discépolo, quien era ya un escritor y autor reconocido, la recibió y llevó sin hacer ningún compromiso con Mores. Así lo relató el compositor:
"Durante unos meses, le pregunté sobre el tango. Cada vez me contestaba que estaba escribiendo la letra: -"Va muy bien, ya vas a ver qué lindo, qué hermoso que va a salir"..-- Pero pasaba el tiempo y no había novedades. Y como yo lo quería como amigo y había llegado a sospechar que en realidad la música no le gustaba, decidí privilegiar la amistad y para evitar incomodidades no mencioné más el asunto. Un buen día, casi tres años más tarde, me sorprendió con la letra terminada."
Mores le había entregado la música en 1940, y tres años después, en abril de 1943, Discépolo se presentó en el teatro donde el pianista actuaba junto a Francisco Canaro con la letra de Si yo tuviera el corazón (Uno).
"Lo primero que yo pensé es que era demasiada letra, que no iba a andar en un tiempo en el que había tantos estribillos cortitos, facilones, como 'la última noche que pasé contigo' o cosas por el estilo. Enseguida se la mostré a Canaro y él, de inmediato, me dijo: esto es bárbaro, va a ser un gran éxito. Es que el viejo tenía un gran olfato, por eso era quién era", recordó el pianista.
El tango llevaba por título «Si yo tuviera un corazón». Lo estrenó Tania en abril de 1943 en el teatro Astral, como una de las canciones de La revista loca, e inmediatamente después lo grabaron otros cantantes como Carlos Roldán con la orquesta de Francisco Canaro, Alberto Marino con la orquesta de Aníbal Troilo, Héctor Mauré con Juan D’Arienzo y Oscar Serpa con Osvaldo Fresedo. Tuvo gran éxito. Debido a que el público lo solicitaba a la orquesta de Mores diciendo: «¡¡Tocá Uno..!! ¡¡tocá Uno...!!» finalmente se acordó con Discépolo cambiarle el nombre original del tango por el de "Uno". Así se registró y se conoce en el presente.
UNO - Tango 1943
Música: Mariano Mores
Letra: Enrique Santos Discépolo
Uno, busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias...
Sabe que la lucha es cruel
y es mucha, pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina...
Uno va arrastrándose entre espinas
y en su afán de dar su amor,
sufre y se destroza hasta entender:
que uno se ha quedao sin corazón...
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
a un amor que lo engañó...
¡Vacío ya de amar y de llorar
tanta traición!
Si yo tuviera el corazón...
(¡El corazón que di!...)
Si yo pudiera como ayer
querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos
que me gritan tu cariño
los cerrara con mis besos...
Sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir.
Si yo tuviera el corazón...
(¡El mismo que perdí!...)
Si olvidara a la que ayer
lo destrozó y... pudiera amarte..
me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor...
Pero, Dios, te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo quererte...
Déjame que llore
como aquel que sufre en vida
la tortura de llorar su propia muerte...
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor...
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar....
Pero un frío cruel
que es peor que el odio
-punto muerto de las almas-
tumba horrenda de mi amor,
¡maldijo para siempre y me robó...
toda ilusión!…
los cerrara con mis besos...
Sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir.
Si yo tuviera el corazón...
(¡El mismo que perdí!...)
Si olvidara a la que ayer
lo destrozó y... pudiera amarte..
me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor…
Goyeneche grabó esta tango en septiembre de 1968
acompañado de la orquesta de Armando Pontier.
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