sábado, 2 de marzo de 2024

46 - GRISETA

Aunque la palabra griseta tiene su lugar en el diccionario en castellano definiendo cierta tela gris de seda, su significado en los tangos alude sin ninguna duda a las grisette, nombre dado a las obreras en Francia debido a los vestidos de color gris que usaban.


Esa es la imagen típica de la francesita en el tango, tanto de aquellas que los tangueros encontraron en las calles de Francia como de las que vinieron a Buenos Aires, alzadas, «entre tango y mate», por algún argentino, como la mamuasel Ivonne que cantó Cadícamo en 1933 y que acabó siendo “Madame Ivonne”.


Pero la Griseta por excelencia es la del tango que lleva ese nombre en el título, obra de José González Castillo y Enrique Delfino, escrito en 1924 y grabado por Carlos Gardel en ese mismo año. Un tango, además, que encontraremos mencionado muchas veces en este trabajo por sus abundantes referencias a la cultura francesa.


El gran poeta Homero Manzi, que no se prodigó mucho en el empleo de términos franceses en sus tangos, nos ofrece dos entrañables referencias a “Griseta”. No a las anónimas obreritas, sino a la arquetípica, la del tango fundacional del mito. Por eso las nombra con mayúsculas, tanto en “Ronda de ases”, con música de Osvaldo Fresedo, como en “Tal vez será su voz”, de 1943 con Lucio Demare. En ambos la pone al nivel de las también mitológicas: Malena, la que «canta el tango como ninguna» y María Ester, es decir, “Milonguita (Esthercita)”, «la pebeta más linda ´e Chiclana».


París fue, durante mucho tiempo, la meta de todo porteño. Ha de haber sido por eso que no pocos de los tangos de Enrique Delfino están relacionados con Francia: “Belgique”, “Sans souci”, “Très sympathique”, “Frivolite”, “Francesita” y “Griseta”.


Con este último se inicia el denominado tango-romanza, es decir el inspirado en las viejas romanzas, arias italianas de carácter sencillo y tierno. Se trata de tangos de características melódicas, sin rastros del típico canyengue, y con una técnica musical más elevada que la que comúnmente aparece en el género. Eso era, precisamente, el aire que convenía para una letra que hablaba de aquella «francesita/ que trajiste pizpireta,/ sentimental y coqueta,/ la poesía del quartier». Una letra que, como su música ya no tenía arrestos compadritos y sí una clara identidad romántica. 


Esos versos fueron escritos por José González Castillo, un hombre que, cuando muy joven, había oído el canto de famosos payadores (José Betinotti, Ambrosio Ríos, Federico Curlando y otros) que se reunían en la peluquería donde trabajaba. Pero su cultura iba más allá de aquellas rimas espontáneas que dejaron su estela en sus poemas iniciales.


Para entonces, González Castillo ya había devorado ávidamente a los grandes de la novelística francesa y los personajes de tales obras reaparecían insólitamente en las estrofas de “Griseta”: Museta, Mimí y Rodolfo Schaunard, protagonistas de la novela Escenas de la vida de bohemia, de Henri Murger, que también inspirarían a Verdi en su ópera La traviata. También encontramos a Des Grieux y Manón, de la obra de Marcel Prevost Historia del caballero Des Grieux y Manon Lescaut y a Margarita Gauthier y Armando Duval, la célebre pareja de La dama de las camelias, de Alejandro Dumas (hijo). 


Griseta (castellanización del francés grisette) era el nombre dado a las costureras y obreras, a causa de cierta tela gris, floreada, que vestían. «Pero esas muchachas —aclara José Gobello— debían ser bastante ligeritas, porque en el siglo XIX se llamaba grisettes a las jóvenes burguesas que se dejaban galantear fácilmente». Tal como la protagonista del tango.


El tango fue estrenado por Raúl Laborde en el sainete de Mario Rada Hoy transmite Ratti Cultura, que representaba en el Teatro Sarmiento la compañía de César Ratti, el 27 de octubre de 1924. El título debe haber desconcertado a más de un porteño ya que el apellido Ratti substituía la palabra radio.


Gardel lo grabó ese mismo año y también lo hizo Ignacio Corsini, en una versión muy original, donde el estribillo lo hace en falsete. Más adelante también lo haría el "Polaco" Goyeneche, concretamente en 1979 y acompañado por la orquesta de Armando Pontier.


Mi agradecimiento a la página web todotango.com 

 

 

 


GRISETA - Tango 1924

Música: Enrique Delfino

Letra: José González Castillo


Mezcla rara de Museta y de Mimí

con caricias de Rodolfo y de Schaunard,

era la flor de París

que un sueño de novela trajo al arrabal...

Y en el loco divagar del cabaret,

al arrullo de algún tango compadrón,

alentaba una ilusión:

soñaba con Des Grieux,

quería ser Manon.


Francesita,

que trajiste, pizpireta,

sentimental y coqueta

la poesía del quartier,

¿quién diría

que tu poema de griseta

sólo una estrofa tendría:

la silenciosa agonía

de Margarita Gauthier?


Mas la fría sordidez del arrabal.

agostando la pureza de su fe,

sin hallar a su Duval,

secó su corazón lo mismo que un muguet.

Y una noche de champán y de cocó,

al arrullo funeral de un bandoneón,

pobrecita, se durmió,

lo mismo que Mimí,

lo mismo que Manón.

 

 

El "Polaco" Goyeneche, grabaría este tango en 1979, 

acompañado por la orquesta de Armando Pontier. 

 

 

Con la orquesta de Armando Pontier en 1979.
 


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