Conocido y apreciado por el mundo como un tema representativo de Perú, "La flor de la canela" describe la Lima de antaño y en él se recorren históricos paisajes de la capital. Este valsecito de Chabuca Granda a su amiga Victoria Angulo Castillo de Loyola.
Victoria era una mujer esplendorosa que vivía en el distrito del Rímac, y todos los días debía cruzar el puente de palo, que hoy es el puente Santa Rosa, al final de la avenida Tacna y su cadencioso y elegante andar en su camino “del puente a la alameda”, dio origen a la canción más emblemática de Chabuca Granda.
“Lima tendría que alfombrarse para que ella la paseara de nuevo”, decía Chabuca Granda en una entrevista en España al referirse a doña Victoria Angulo, aquella “señora negra elegantísima” quien fuera su amiga e inspiración para escribir ‘La flor de la canela’, la quinta composición que brotara de su prodigiosa inventiva, aquella que el mundo reconoce como el segundo himno del Perú.
La historia de esta inmortal amistad comienza hacia finales de los años cuarenta. Chabuca Granda fue llevada por una amiga a la casa de Victoria Angulo, un lugar conocido por las grandes jaranas que ahí se armaban, en busca de intérpretes para sus canciones. “Mi casa era la del jabonero: el que no caía, resbalaba”, recuerda Juana Loyola, hija de Victoria, en una entrevista para la revista Somos. Ese encuentro sería el inicio de una de las composiciones más importantes de nuestra tradición musical.
Igual de crucial para ‘La flor de la canela’ es aquella antigua trilogía del padre jesuita Bernabé Cobo, “Del río, puente y alameda”, frase que da nombre al décimo primer capítulo de su libro Historia de la fundación de Lima, y que Chabuca escuchara en la voz de Raúl Porras Barrenechea durante una charla del historiador.
Déjame que te cuente, limeño
Déjame que te diga la gloria
Del ensueño que evoca la memoria
Del viejo puente, del río y la alameda.
El insumo final para la celebrada obra se lo daría la misma Victoria Angulo en una cariñosa oración que echó a volar la imaginación de Chabuca. “Hoy me voy a pie, hija”, le dijo cariñosamente al despedirse de la compositora en uno de sus tantos encuentros. Victoria, que por entonces tenía cerca de 60 años, jamás imaginó que sus palabras se traducirían en poesía y canción:
Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera.
Recogía la risa de la brisa del río
Y al viento la lanzaba del puente a la alameda.
El estribillo “el viejo puente, el río y la alameda” nace de una charla con el historiador Raúl Porras Barrenechea, de quien oyó decir la frase “el río, el puente y su alameda”. Chabuca tenía este tema avanzado; sin embargo, faltaba algunos versos para completarla. Fue en el cumpleaños del Dr. José Moreno donde encontraría lo que le faltaba a su canción, entre guitarras y cajones, y esa misma noche la terminó. Así lo contó el mismo Óscar Avilés, quien presenció ese momento. Ese día, entre guitarras y cajones, Chabuca escuchó un estilo de cantar muy expresivo en algunos presentes, una distinguida forma de alzar la voz a mitad de una canción que Avilés definía como propia de los músicos del distrito de La Victoria. Ese clímax de emoción la inspiró de tal forma que fue donde La Primera Guitarra del Perú y le dijo “esto es lo que necesito para mi canción”.
La imagen la cuentan de forma cinematográfica, como una epifanía de madrugada. Granda se quedó absorta mientras algo bullía en su cabeza, luego caminó hasta el balcón, abrió la ventana y ahí mismo se puso a cantar, en ese tono alto que descubriría, la parte que le faltaba. “Déjame que te cuente, limeño, ay déjame que te diga, Moreno, mi pensamiento. A ver si así despiertas del sueño, del sueño que entretiene, Moreno, tu sentimiento”.
El Dr. Moreno no podría haberse sentido más halagado ese día...
Chabuca estrenaría su canción completa meses después, un 21 de julio de 1950, en el cumpleaños de su amiga Angulo, que apagaba ese día 59 velitas. Aunque el tema encantó a todos los presentes y se le veía pasta de éxito, su ruta a las radios y la fama no fue sencilla. Tendrían que pasar aún tres años para que ésta pudiese ser grabada y presentada por un conjunto peruano.
La Flor de la Canela fue lanzada primero por Los Morochucos, en 1953, en una versión que no funcionó. Como especula Pepe Ladd en su blog, quizá la versión de estos fue considerada muy sofisticada para el gusto de la época. Cita una entrevista del 2008 al “Carreta” Jorge Pérez, recordada voz de Los Troveros Criollos -publicada en el libro Celajes, Flores y Secretos-, quien se expresaba así sobre el fracaso de la versión. “La estrenaron con una elegancia tal, que se constituyó en un vals para la élite, para gente distinguida. No era para el pueblo, pues."
Serían Los Chamas, un año después y con un arreglo más popular aunque siempre sofisticado en sus partes vocales (que era su marca), los que llevarían el tema a la fama. Curiosamente, los Chamas publicaron la canción como un lado B. Tradicionalmente, los lados B eran considerados “rellenos” o temas de menor importancia. Se especula que la disquera Sono Radio quizá lo habría decidido así ante el fracaso de la versión de Los Morochucos. Como sea, la versión de los Chamas se impuso felizmente en la radio, fue un éxito en todo el Perú y la historia para Chabuca y su tema tuvo el mejor final posible.
LA FLOR DE LA CANELA - Vals peruano
Música: Chabuca Granda
Letra: Chabuca Granda
Déjame que te cuente limeño,
déjame que te diga la gloria
del ensueño que evoca la memoria
del viejo puente, el río y la alameda.
Déjame que te cuente limeño,
ahora que aún perdura el recuerdo,
ahora que aún se mece en un sueño
el viejo puente del río y la alameda.
Jazmines en el pelo
y rosas en la cara,
airosa caminaba
la flor de la canela.
Derramaba lisura
y a su paso dejaba
aromas de mixtura
que en su pecho llevaba.
Del puente a la alameda
menudo pie la lleva
por la vereda que se estremece
al ritmo de sus caderas,
recogía la risa
de la brisa del río,
y al viento la lanzaba
del puente a la alameda.
Déjame que te cuente limeño,
déjame que te diga, moreno, mi pensamiento,
a ver si así despiertas del sueño,
del sueño que engalana, moreno, tu sentimiento.
Aspiraré la mixtura que da la flor de canela
adornada con jazmines, matizando tu hermosura.
Alfombra de nuevo el puente y engalana la alameda
que el río acompasará tu paso por la vereda.
Y recuerda que…
Jazmines en el pelo
y rosas en la cara,
airosa caminaba
la flor de la canela.
Derramaba lisura
y a su paso dejaba
aromas de mixtura
que en su pecho llevaba.
Del puente a la alameda
menudo pie la lleva
por la vereda que se estremece
al ritmo de sus caderas,
recogía la risa
de la brisa del río,
y al viento la lanzaba
del puente a la alameda.
Roberto Goyeneche, junto a Ángel Cárdenas y acompañados
por la orquesta del "Pichuco" Aníbal Troilo la grabó en 1957.
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