Edmundo Eichelbaum decía en la portada de una excelente biografía: «Aníbal Troilo nació tango. Y creció barrio en el Abasto de vivencias, colores, olores, gentes». Y agrega que «si a la hora de tocar estaba solo con su alma y su fueye, a la hora de sufrir estaba solo con su cuerpo y sus dolencias...» Para redondear, que en esos dos tiempos emparentados, vibraba «el serio gozo de cantar con un instrumento, lo que siente el pueblo».
(La Historia del Tango, Aníbal Troilo. Editorial Corregidor, Buenos Aires: 1999)
En 1956, y después de reponerse del desgaste con que lo iba lacerando la vida, en la clínica del doctor Carlos Márquez, Aníbal Troilo reconstruyó lo que denominamos “un viaje mítico a las entrañas del Tango”. El “Nocturno...” exteriorizó su viaje interior, a las profundidades agobiadas del propio ser, presintiendo lo agónico. Poema autobiográfico esencial, donde Pichuco sintetiza la coherencia de su estilo de vida y su tango; nada más ni nada menos que su “mismidad”.
Pichuco recuerda: «Siempre me gustó escribir. Este “Nocturno a mi barrio” lo hice cuando estaba internado en la clínica del doctor Carlos Márquez, haciendo una cura de sueño. Hace tiempo. Estuve allí un mes. Al par de semanas, cuando me hacían dormir tanto, me aburría de dormir y me levantaba y escribía. Escribía muchas cosas. El tema “Caliente”, por ejemplo, es de entonces. Se lo dediqué al doctor Márquez. Bueno, “Nocturno a mi barrio” lo hice allí.»
En este tango, después de una primera parte lenta, acompañada nota por nota; de apurar con animación rítmica la segunda; en el recitado, Troilo comienza por transportarnos a su barrio, recordando que «era así, así... así... » (Nosotros nos ubicamos en él, porque lo asociamos con el nuestro). Inesperadamente, como si tuviera dudas, en el segundo verso nos aclara: «Es decir, ¡qué se yo si era así!» (y nos abre interrogantes que nos remiten a sensaciones, sabores, bellezas, personajes y amigos).
Vuelve a martillar en “así”, logrando con la rima, facilitar la retención de la letra del poema. Mas, ¿cómo recuerda al barrio? Así: «con Giacumín, el carbuña (el carbonero) de la esquina /que tenía las hornallas (fosas nasales) llenas de hollín» (el hombre admirado que lo protegía y lo quería). El amigo que «jugó siempre de “jas” izquierdo al lado mío /Siempre... siempre... /Tal vez pa’estar más cerca de mi corazón». Poéticamente, “Pichuco” une el juego (fútbol), con el jugador (jás izquierdo), siempre ayudando a esa zurda (su corazón), que se regalaba y se castigaba por igual.
Aclara luego, a quien le reprocha por un supuesto abandono del barrio: («Alguien dijo alguna vez / que yo me fui de mi barrio»). Con sabiduría de noches saboreadas, olfateadas y masticadas, interpretando en tono justo al muchacho que no comprende esa superficial acusación, con una antítesis digna de los notables poetas, Troilo responde: «¿Cuándo?, pero... ¿cuándo?... / ¡Si siempre estoy llegando!».
En los versos finales, como disculpándose, a la manera de los hombres cabales y conscientes de algún descuido, de cierta culpa, para quién así lo suponga afirma: «Y si una vez me olvide /las estrellas de la esquina de la casa de mi vieja /titilando como si fueran manos amigas /me dijeron Gordo... gordo, quedate aquí / quedate aquí».
La relación metafórica entre estrellas-esquina-vieja y la comparación entre titilar-manos amigas, enjoyan esta obra. Poema con léxico simple y profundo, bien literario. Con aliteraciones que enfatizan su recitado y le facilitan enriquecerlo mediante delicada gestualidad. Que se permite un “pa’estar” y algún término lunfardo, por natural exactitud. Música de herencia clásica y clima porteño. Inigualable interpretación, con arrastre de alcohol y de “erres”, genética de un lejano viaje inmigrante. Para completar, la madre. Arriba, en el titilar que busca atenuar tanta tristeza. Abajo, en el patio de su casa.
NOCTURNO A MI BARRIO - Tango 1956
Música: Aníbal Troilo
Letra: Aníbal Troilo
Mi barrio era así, así... así...
Es decir, ¡qué se yo si era así!
Pero yo me lo acuerdo así,
con Giacumín, el carbuña de la esquina,
que tenía las hornallas llenas de hollín,
y que jugó siempre de "jas" izquierdo al lado mío,
siempre... siempre...
¡tal vez pa’ estar más cerca de mi corazón!
Alguien dijo una vez
que yo me fui de mi barrio...
¿Cuándo?, pero... ¿cuándo?
¡Si siempre estoy llegando!
Y si una vez me olvidé,
las estrellas de la esquina de la casa de mi vieja
titilando como si fueran manos amigas,
me dijeron: Gordo... gordo, quedate aquí,
quedate aquí.
Roberto Goyeneche grabó "Nocturno a mi barrio" en 1994,
acompañado por Néstor Marconi y Juanjo Domínguez,
aunque solo parte de él pues hizo un mix junto al también
tango "Ese muchacho Troilo".
Con Néstor Marconi y Juanjo Domínguez,
en el mix junto a "Ese muchacho Troilo".
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