lunes, 5 de febrero de 2024

84 - SIGA EL CORSO

Francisco García Jiménez, autor de la letra de "Siga el corso", contaba que este tango se había estrenado en los bailes del Carnaval de 1926 organizados por el Club Eslava, en los que actuaban dos orquestas: la típica, conducida por Anselmo Aieta, autor de la música y la de jazz, dirigida por Frederickson. La pista era en los altos de la Confitería L’Aiglón, de la calle Florida. La partitura estaba dedicada “al distinguido doctor Adrián Fernández, afectuosamente”.


Lo grabó Carlos Gardel en cuatro oportunidades, entre 1926 y 1928, siempre con las guitarras de Ricardo y Barbieri. Ignacio Corsini lo había grabado, también para la Odeón, en 1926. No se sabe la fecha exacta, aunque a juzgar por la numeración de las matrices lo había hecho antes que Gardel.


Este es uno de los tangos que más me conmueven, de claro contenido dramático tras el tono festivo, ya que, de alguna manera, pone en evidencia el juego de seducción, la danza plena de avances y retrocesos que supone la comedia humana cuando de amores se trata (hoy lo llaman histeriqueo)


Así, en el desfile interminable de situaciones ambiguas que supone el corso que de alguna manera es la vida, se suceden personajes como la dama de organdí; la Colombina que exhibe en sus ojos las huellas del fuego pasional que arde en su corazón; la Marquesa que por un momento desciende al nivel del pueblo y muestra, un tanto obscena, riendo a carcajadas, unos labios con un carmín tan fuerte que tan sólo puede provenir del rostro de un payaso. Mañana volverá al boato, al protocolo, y una vez más será inaccesible para “los mortales”, hasta las próximas carnestolendas. Me hace recordar a la canción de Serrat: “vamos subiendo la cuesta, que arriba mi calle se viste de fiesta... Se acabó, el sol nos dice que llegó el final, por un momento se olvidó, que cada uno es cada cual”


Y el solitario, que en medio del descontrol, cree descubrir entre el gentío, al amor de su vida, que una vez más se perderá, inexorablemente, entre la multitud... Cuando por fin pasen los festejos, la historia volverá a repetirse, y cada vez el amor pasará, con distintos disfraces, frente a sus ojos ansiosos... Nada es lo que parece ser... el Carnaval no es sino una versión exagerada y rumbosa de la Vida... Es por esto que en el final del estribillo, el protagonista ruega:


No finjas más la voz, abajo el antifaz,  

sus ojos por el corso van buscando mi ansiedad... 

Descúbrete, por fin; tu risa me hace mal... 

¡Detrás de tus desvíos todo el año es Carnaval!


Por Angel Mario en el foro "Tangueros".

 

 



SIGA EL CORSO - Tango 1926

Música: Anselmo Aieta

Letra: Francisco García Jiménez



Esa Colombina

puso en sus ojeras

humo de la hoguera

de su corazón...

Aquella marquesa

de la risa loca

se pintó la boca

por besar a un clown.

Cruza del palco hasta el coche

la serpentina

nerviosa y fina;

como un pintoresco broche

sobre la noche

del Carnaval.


Decime quién sos vos,

decime dónde vas,

alegre mascarita

qué me gritas al pasar:

"-¿Qué hacés? ¿Me conocés?

Adiós... Adiós... Adiós...

¡Yo soy la misteriosa

mujercita que buscás!"

-¡Sacate el antifaz!

¡Te quiero conocer!

Tus ojos, por el corso,

van buscando mi ansiedad.

¡Tu risa me hace mal!

Mostrate como sos.

¡Detrás de tus desvíos,

¡Todo el año es Carnaval!


Con sonora burla

truena la corneta

de una pizpireta

dama de organdí.

Y entre grito y risa,

linda maragata,

jura que la mata

la pasión por mí.

Bajo los chuscos carteles

pasan los fieles

del dios jocundo

y le va prendiendo al mundo

sus cascabeles el Carnaval.

 

 

Roberto Goyenche lo grabó con Horacio Salgán en septiembre de 1953. 

 

Con Horacio Salgán.
 


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