Desde fines de siglo XIX y hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XX el Barrio de Belgrano, en Buenos Aires, se caracterizaba por la presencia de lujosas mansiones y grandes caserones rodeados de arboledas con estilos predominantemente eclécticos con elementos principalmente de la arquitectura inglesa y francesa (estilos:" normando", "reina Ana", "Tudor" y "neoclásico francés" e incluso "art nouveau" o algún detalle de "art decó), en lo que para algunos constituía una armoniosa y muy lograda síntesis.
Desde la década de 1960 y sobre todo desde la siguiente, se demolieron muchas de estas casas y se construyeron en el barrio un gran número de edificios altos. Durante la última década, varias grandes torres construidas en el centro de sus respectivos lotes, con servicios y comodidades (piscinas, instalaciones deportivas) para los residentes han sido construidas para comodidad de unos y melancolía de otros muchos.
Es "Caserón de tejas", de Sebastián Piana, un vals nostálgico como pocos, donde una hermana ya anciana recuerda ese antiguo "Barrio de Belgrano con su característico caserón de tejas y se pregunta ¿Dónde está el aljibe? ¿Dónde están tus rejas? y pretende revivirlo en las "voces dormidas del piano" esperando el retorno del faldón del abuelo que les contará sus cuentos como en las dulces siestas de antaño...
En él se desnuda Cátulo Castillo, autor de su letra, como un poeta fino en todo su esplendor, sin querer compararlo con sus amigos Manzi, Expósito, Cadicamo y toda esa generación que logró colocar al tango quizás en la cúspide más alta de la historia de la música vernácula.
CASERÓN DE TEJAS - Vals 1941
Música: Sebastián Piana
Letra: Cátulo Castillo
¡Barrio de Belgrano!
¡Caserón de tejas!
¿Te acordás, hermana,
de las tibias noches
sobre la vereda?
¿Cuando un tren cercano
nos dejaba viejas,
raras añoranzas
bajo la templanza
suave del rosal?
¡Todo fue tan simple!
¡Claro como el cielo!
¡Bueno como el cuento
que en las dulces siestas
nos contó el abuelo!
Cuando en el pianito
de la sala oscura
sangraba la pura
ternura de un vals.
¡Revivió! ¡Revivió!
En las voces dormidas del piano,
y al conjuro sutil de tu mano
el faldón del abuelo vendrá...
¡Llamalo! ¡Llamalo!
Viviremos el cuento lejano
que en aquel caserón de Belgrano
venciendo al arcano nos llama mamá...
¡Barrio de Belgrano!
¡Caserón de tejas!
¿Dónde está el aljibe,
dónde están tus patios,
dónde están tus rejas?
Volverás al piano,
mi hermanita vieja,
y en las melodías
vivirán los días
claros del hogar.
Tu sonrisa, hermana,
cobijó mi duelo,
y como en el cuento
que en las dulces siestas
nos contó el abuelo,
tornará el pianito
de la sala oscura
a sangrar la pura
ternura del vals...
¡Revivió! ¡Revivió!
En las voces dormidas del piano,
y al conjuro sutil de tu mano
el faldón del abuelo vendrá...
¡Llamalo! ¡Llamalo!
Viviremos el cuento lejano
que en aquel caserón de Belgrano
venciendo al arcano nos llama mamá…
Roberto Goyeneche la grabó con la orquesta de Armando Pontier en 1979.
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