domingo, 3 de marzo de 2024

28 - CUESTA ABAJO

Hay quienes dicen que los poetas no mueren, sino que se deshacen. Otros afirman que viven menos tiempo que los demás. Si es así, tiene su explicación e intentaré dejar en claro sus porqué. 


El presente que vivimos los poetas en nuestro país, por ejemplo, es tan deplorable que se identifica con los versos más tristes del tango “Cuesta abajo”, de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera. La doliente realidad del menosprecio a nuestra tarea y la hiriente incomprensión nos golpea, y nos mueve a vivir, dando la siguiente explicación: “Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido, y el dolor de ya no ser, bajo el ala del sombrero cuántas veces embozada una lágrima asomada yo no pude contener. Si crucé por los caminos como un paria que el destino se empeñó en deshacer; si fui flojo, si fui ciego, sólo quiero que comprendan el valor que representa el coraje de querer”. La poca valoración que tiene nuestra actividad no nos permite más que asumir que en el mundo no cabe “toda la humilde alegría de mi pobre corazón”. 


Son muy pocos lo que advierten que los poetas, cuando escribimos, lo damos todo, dejamos impreso en el papel “pedazos” de nuestro corazón.  Y como el presente nos golpea duro, no nos queda más que atarnos a un pasado mejor, que evocamos con visos del tango aludido en el título de esta nota: “Ahora, cuesta abajo en mi rodada, las ilusiones pasadas ya no las puedo arrancar. Sueño con el pasado que añoro, el tiempo viejo que lloro y que nunca volverá…” ¿Por qué debemos resignarnos a que, si las cosas no fueran así, por la vida que amamos, “yo habría dado siempre más”? 


Por Daniel Chávez en “Clarín”. 




CUESTA ABAJO - Tango 1934

Música: Carlos Gardel

Letra: Alfredo Le Pera



Si arrastré por este mundo

la vergüenza de haber sido

y el dolor de ya no ser.

Bajo el ala del sombrero

cuantas veces, embozada,

una lágrima asomada

yo no pude contener...

Si crucé por los caminos

como un paria que el destino

se empeñó en deshacer;

si fui flojo, si fui ciego,

sólo quiero que hoy comprendan

el valor que representa

el coraje de querer.


Era, para mí, la vida entera,

como un sol de primavera,

mi esperanza y mi pasión.

Sabía que en el mundo no cabía

toda la humilde alegría

de mi pobre corazón.

Ahora, cuesta abajo en mi rodada,

las ilusiones pasadas

yo no las puedo arrancar.

Sueño con el pasado que añoro,

el tiempo viejo que lloro

y que nunca volverá.


Por seguir tras de su huella

yo bebí incansablemente

en mi copa de dolor,

pero nadie comprendía

que, si todo yo lo daba

en cada vuelta dejaba

pedazos de corazón.

Ahora, triste, en la pendiente,

solitario y ya vencido

yo me quiero confesar:

si aquella boca mentía

el amor que me ofrecía,

por aquellos ojos brujos

yo habría dado siempre más.

 

 

Este tango lo grabo Roberto Goyeneche acompañado por 

el Trío Los Modernos en 1961 para la casa de discos TK. 

 

 

 

Con el Trío Los Modernos en 1961.
 


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