De Gardel, es importante resaltar que además de ser una voz legendaria, fue un poeta de fuste. Letras como las de “El día que me quieras” o “Golondrinas”, entre muchas otras, así lo dejan de manifiesto.
Desde que aparece el tango “Golondrinas” en 1934, hay un Carlos Gardel antes y otro después de Alfredo Le Pera. Esta es una de las letras al que el gran poeta le imprime un nuevo lenguaje, menos malevo, más comprensivo para el público sudamericano.
Sin duda, Carlos Gardel fue, es y será para sus admiradores, el ídolo inigualable del tango, pero también, siguiendo esta tesis, el que lo inventó cantado, el que indicó cómo hacerlo, el que lanzó el formato canción a nivel mundial y, finalmente, el que promovió una industria que ofreció y continúa ofreciendo, trabajo profesional a intérpretes y autores de todos los géneros.
Esta es una de las letras al que el gran poeta le imprime un nuevo lenguaje, menos malevo, más comprensivo para el público sudamericano.
El ave del alma viajera es por excelencia la Golondrina, antagonista del pájaro quieto o enjaulado y, a la vez, figura de la Pebeta(en el ámbito del Río de la Plata es una muchacha que se encuentra en su adolescencia o juventud).
Las golondrinas son los pájaros de alma errante y viajera, que vuelan más que cantan. Su representante mayor es la Golondrina, que asciende del barrio hacia eso desconocido donde se le queman las alas. La Golondrina nos hace impacientarnos continuamente por su regreso.
Ignacio Corsini, cantautor, el inspirador de la famosa “Caminito” dijo una vez: “Los pájaros me enseñaron la espontaneidad de su canto, sin testigos, en el gran escenario de la naturaleza; aprendí a cantar como ellos, naturalmente y sin esfuerzo”. Algunos cantores tienen seudónimos con nombre de pájaros; así, entre sus apodos, Carlos Gardel era “el zorzal criollo”, Angel Vargas fue “el ruiseñor de las calles porteñas”, Isabel Arce es “la calandria” y Edith Piaf era “el gorrión de París” (La môme Piaf). Muchos tangos mencionan a las aves en sus letras, aparte de éste, “Golondrinas”.
GOLONDRINAS - Tango 1934
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
Golondrinas de un solo verano
con ansias constantes de cielos lejanos.
Alma criolla, errante y viajera,
querer detenerla es una quimera...
Golondrinas con fiebre en las alas
peregrinas borrachas de emoción...
Siempre sueña con otros caminos
la brújula loca de tu corazón...
Criollita de mi pueblo,
pebeta de mi barrio,
la golondrina un día
su vuelo detendrá;
no habrá nube en sus ojos
de vagas lejanías
y en tus brazos amantes
su nido construirá.
Su anhelo de distancias
se aquietará en tu boca
con la dulce fragancia
de tu viejo querer...
Criollita de mi pueblo,
pebeta de mi barrio,
con las alas plegadas
también yo he de volver.
En tus rutas que cruzan los mares
florece una estela azul de cantares
y al conjuro de nuevos paisajes
suena intensamente tu claro cordaje.
Con tu eterno sembrar de armonías
Tierras lejanas te vieron pasar;
otras lunas siguieron tus huellas,
tu solo destino es siempre volar.
Este tango lo grabó el “Polaco” acompañado de
la orquesta de Raúl Garello en el año 1976.
Con la orquesta de Raúl Garello en 1976.
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