domingo, 25 de febrero de 2024

56 - MALENA

Muchas veces comentamos sobre la necesidad de los tangueros de encarnar a las protagonistas de los tangos, es decir, reconocerlas en personas ciertas que transitaron o transitan en la vida. 


Si hay un caso representativo de esto, es el de “Malena”, ese hermoso tango compuesto por Lucio Demare y versificado por Homero Manzi. 


Los amantes del tango no se conforman con la belleza de su letra y de su música. Buscan algo más y así, sin saberlo, construyen una mitología, a veces muy ilustrativa y otras veces de simpáticas anécdotas, pero absolutamente ociosa. El tango se alimenta y realimenta de historias y leyendas, con partes ciertas y partes definitivamente libradas a la imaginación popular. 


Como en toda historia, el caso de “Malena” tiene una parte cierta y por ende, uno podría quedarse sólo con ella y terminar el asunto. 


A finales de 1941, el poeta Homero Manzi de regreso a Buenos Aires de un viaje a México, hace escala en la ciudad de San Pablo, Brasil. Allí tiene la oportunidad de concurrir a un cabaret donde escucha cantar a Malena de Toledo, nombre artístico de Elena Tortolero, de quien, a ciencia cierta se desconoce su nacionalidad y demás datos de filiación. Se dice que pasó su niñez en Brasil, en Porto Alegre, donde su padre era cónsul honorario del gobierno español. 


El investigador Raúl Castelli sitúa su nacimiento en 1916, sin aclarar dónde, y el fallecimiento en la ciudad de Montevideo, Uruguay, el 23 de enero de 1960. 


En una entrevista que hiciera Néstor Pinsón, Eduardo Moreno (autor de la letra del tango “Recuerdo” compuesto por Osvaldo Pugliese) le relató que siendo representante y gerente administrativo de la orquesta Vardaro-Pugliese allá por el año 1929, luego del trabajo paraban con otros amigos en un bar de la calle Maipú al 500 donde solían encontrar a Elena Tortolero, que vivía sobre la misma calle a pocas cuadras de allí. Le ofreció trabajo como cantante de la orquesta, ella aceptó e inmediatamente partieron de gira al interior del país. 


En un momento de la charla Moreno pregunta: «¿Usted sabía que Malena (Elena) era chilena? Yo tuve su documento y decía: nacida en Chile». Además exhibió una fotografía donde aparecía él y toda la formación, con la presencia de una mujer. 


Para Héctor Benedetti en su libro Las mejores letras de tango, la cantante era nativa de la provincia de Santa Fe (Argentina) y, que una vez disuelto el conjunto Vardaro-Pugliese, se fue a cantar a Brasil en donde hace unas grabaciones con la orquesta de Héctor Gentile y adopta su seudónimo. 


Evidentemente, y después del testimonio de Moreno, el año 1916 puede haber sido un error de tipeo del diario que publicó la investigación del Dr. Castelli, ya que sino Malena (Elena) tendría trece años, posiblemente, fuera el año 1906 el correcto. 


En 1941, la noche del encuentro en San Pablo el poeta conoce a la cancionista. Nos dice Lucio Demare que a Manzi le quedó marcado el nombre Malena y le prometió hacerle un tango. 


También hay divergencias si el lugar era un cabaret de San Pablo o, como nos dice Benedetti en el libro antes mencionado, un cafetín de Porto Alegre. 


Menciona además, que la letra fue hecha e inmediatamente entregada a Lucio Demare, quien la olvidó en un saco. La reencontró un tiempo después y no pudo creer la belleza y la musicalidad de aquellos versos y, sobre una mesa de la Confitería El Guindado, en sólo quince minutos, compuso la melodía que estrenó él mismo con su orquesta en la Boite Novelty. 


Nos cuenta nuestro amigo venezolano, visitante de Todo Tango, Omar Valera, que ella pasó por Maracaibo (Venezuela) por los años 1943 y 1944, actuando en Radio Popular. Y recuerda que Malena de Toledo era dueña de una bella figura, elegante, con buena voz y que cantaba en castellano y portugués. 


Tiempo más tarde, en una gira a Cuba, conoce y después se casa con el cantor de boleros mexicano Genaro Salinas, conocido como La Voz de Oro de México. Viven un tiempo juntos en Argentina, y luego él se marcha, definitivamente, a raíz de una gira, recalando definitivamente en Caracas, ya al final de su carrera. 


Mientras estuvieron en Buenos Aires, Genaro Salinas actúa en Radio El Mundo y conoce a la actriz de teatro Zoe Ducós, con quien entabla una relación sentimental. Con el correr del tiempo, y en plena época de la dictadura del general Pérez Jiménez, Ducós se radica en Venezuela actuando en teatro y en la TV de Caracas. 


Allí, la actriz se casó con el actor venezolano Héctor Hernández Vera, de quien más tarde se divorció para volver a casarse con uno de los directores de la funesta policía del régimen, llamado Miguel Silvio Sanz.


Continúa relatando Omar Valera que: «Cuando Genaro Salinas vino por última vez a Venezuela, estaba muy venido a menos, cantó en locales de segunda categoría, se emborrachaba con frecuencia y trató de acercarse presuntamente a la Ducós. En la mañana del 28 de abril 1957, (día que recuerdo muy bien porque cumplí 25 años), fue hallado agonizante debajo de un puente de la Av. Victoria, de Caracas, con politraumatismos generalizados y falleció ese mismo día. La noche anterior, varios esbirros de la Seguridad Nacional, parece que lo esperaron en lo alto del puente, por donde debía pasar a pie para ir a su alojamiento, lo tiraron de lo alto y le pasaron un carro por encima. Su esposa (Malena de Toledo) y otras personas, vinieron por sus restos que hoy reposan en Buenos Aires, creo que en un Panteón de los Artistas.» 


Volviendo a nuestro tema central, hay muchos que opinan que lo único que le interesó a Manzi de la cancionista fue su apodo. Y a partir de esta aseveración se disparan diversas conjeturas sobre quién era, en realidad, Malena y qué significado tenía para Homero Manzi.  

Se dijo también, que Malena fue una ignota corista del Teatro Maipo. Que en realidad era Azucena Maizani, quien grabara inmediatamente el tango, pero ella lo desmintió siempre. 


En una larga charla entre Néstor Pinsón y el violinista Reynaldo Nichele, éste le cuenta que trabajó con Malena de Toledo en cabarets de Montevideo. Que la conoció bien, que incluso, con un amigo suyo salieron varias veces con ella y otra mujer. Y le confesó: «Yo creo que Manzi se inspiró en ella. Allí cuando dice que tiene voz de sombra, la voz quebrada y yo pienso que era ella, porque tenía voz de cabaret, voz aguardentosa, así como dijo Manzi.»


El más difundido supuesto de quién era Malena sostiene que se trata de la gran cancionista Nelly Omar. Y ella misma, en los últimos años, comenzó a decir: «Malena soy yo». Es posible, porque todo el mundo sabe de la relación amorosa que la unió con Homero Manzi. 

Nelly siempre aseguró que Homero le había dedicado el tema “Ninguna”, hecho que nunca estuvo en discusión en el mundo tanguero. 


El periodista Jorge Göttling, en una nota periodística, que en su momento llamó la atención, expresó que el nacimiento de la letra, ocurrido en 1941, es anterior al encuentro entre el poeta y la cantante. Esto mismo lo comenta Oscar del Priore en su libro Cien tangos fundamentales: «La cancionista Nelly Omar... fue asociada frecuentemente al personaje del tango. Pero la presunción de que Manzi y Nelly se conocieron tiempo después de la escritura de “Malena”, descarta la teoría de que hubiera sido escrito en su homenaje.» 


Del Priore relata que Juan Carlos Miranda, el cantor que estrenó el tango (recordemos que la primera grabación fue con la de Aníbal Troilo con la voz de Francisco Fiorentino), tiene otra historia. Parece ser que «una noche llegaron Demare y Manzi al Cabaret Novelty, con el tango casi terminado. Allí, lo completaron delante de Miranda. Los autores le explicaron al cantor que terminaban de escuchar a una cancionista que se llamaba Malena, en el varieté Nueva Orleans de la Boca, que estaba al lado de la cantina La Barca de Bachicha.» 


Un amigo personal de Néstor Pinsón, gustador del tango pero alejado del ambiente, el señor Pedro Grosso, le contó, que muchos años atrás trabajaba como vendedor en una concesionaria de autos y tenía por compañero a un hermano de Homero. Recuerda que en aquel tiempo, este compañero de trabajo le comentó que su hermano había hecho un tango nuevo llamado “Malena” y que estaba inspirado en la modista de su mujer. Resulta que un día, el poeta llegó a su casa y encontró a esta mujer trabajando sobre el cuerpo de su esposa mientras cantaba una melodía. Le preguntó cómo se llamaba y ella respondió Malena. Acto seguido se encerró en su cuarto del cual salió cuando la letra estuvo terminada. 


Para completar esta galería de Malenas, el hijo del poeta, nuestro amigo Acho Manzi, nos comentó en una de nuestras habituales reuniones de coleccionistas, que su padre había tenido romances con varias cancionistas y mujeres del medio artístico, pero que seguramente su Malena no existió. 


Es muy probable que al conocer que en San Pablo había una cantante con ese nombre le quedó la idea de hacer algo con el mismo, hasta que desarrolló la historia, una ficción, a partir de su experiencia con las mujeres. Ahora bien, en caso de tener que inclinarse, puesto en la obligación de dar el nombre y apellido de una cantante de tangos que lo haya inspirado, Acho nos sorprende: «Yo nombro a Mercedes Simone». 


Todos quedamos atónitos, porque ninguno de nosotros había escuchado nunca esa posibilidad. 


Coincidiendo totalmente en la primera afirmación de Acho Manzi, nuestra conclusión es que Malena es una ficción y, como toda historia, tiene un disparador, éste fue Malena de Toledo, pero la heroína del tango “Malena” no es otra cosa que la síntesis poética de las mujeres que amó Homero Manzi. 


Y, para terminar esta historia, y definitivamente entrar en la leyenda, «cuentan que Malena de Toledo tenía este tango en su repertorio sin sospechar que se llamaba así por ella, y que cuando se lo señalaron quedó tan impresionada que dejó de cantar para siempre.»


Ricardo García Blaya y Néstor Pinsón en www.todotango.com





MALENA - Tango 1941

Música: Lucio Demare

Letra: Homero Manzi



Malena canta el tango como ninguna

y en cada verso pone su corazón.

A yuyo del suburbio su voz perfuma,

Malena tiene pena de bandoneón.

Tal vez allá en la infancia su voz de alondra

tomó ese tono oscuro de callejón,

o acaso aquel romance que sólo nombra

cuando se pone triste con el alcohol.

Malena canta el tango con voz de sombra,

Malena tiene pena de bandoneón.


Tu canción

tiene el frío del último encuentro.

Tu canción

se hace amarga en la sal del recuerdo.

Yo no sé

si tu voz es la flor de una pena,

sólo sé que al rumor de tus tangos, Malena,

te siento más buena,

más buena que yo.


Tus ojos son oscuros como el olvido,

tus labios apretados como el rencor,

tus manos dos palomas que sienten frío,

tus venas tienen sangre de bandoneón.

Tus tangos son criaturas abandonadas

que cruzan sobre el barro del callejón,

cuando todas las puertas están cerradas

y ladran los fantasmas de la canción.

Malena canta el tango con voz quebrada,

Malena tiene pena de bandoneón.


Tu canción

tiene el frío del último encuentro.

Tu canción

se hace amarga en la sal del recuerdo.

Yo no sé

si tu voz es la flor de una pena,

sólo sé que al rumor de tus tangos, Malena,

te siento más buena,

más buena que yo.

 

 

Se puede decir que “Malena” era uno de los temas más importantes 

dentro del repertorio del “Polaco” y por lo tanto se convirtió asiduamente 

en una pieza fundamental en sus actuaciones. 

Lo grabó en 1968 acompañado de la Orquesta Típica Porteña, dirigida Raúl Garello  

y también en 1994 junto a Néstor Marconi y Juanjo Domínguez.

 

 

Con la Orquesta Típica Porteña, dirigida por Raúl Garello, en 1968.

 

 

Con Néstor Marconi y Juanjo Domínguez en 1994.
 
 
 

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