"Milonguita" es un tango con letra del uruguayo Samuel Linning y música del argentino Enrique Pedro Delfino que fue estrenado en el Teatro Ópera de Buenos Aires el 12 de mayo de 1920 en la voz de María Esther Podestá en la representación del sainete Delikatessen Haus (Bar alemán) de Samuel Linning y Alberto Weisbach.
"Milonga" es una voz lunfarda que designa una danza de origen afroamericano que se baila en los países rioplatenses, pero en este caso alude a un significado más preciso que es el de "las milongas", es decir los lugares de se bailaba el tango, para los cuales también se usaba el término "cabaret". "Milonguita" entonces significa mujer joven que frecuenta la milonga o cabaret.
Inicialmente el tango no tuvo repercusión especial pero cuando unos meses después la cantante Raquel Meller lo incorporó a su repertorio no sólo recibió difusión internacional sino que le dio el espaldarazo definitivo a Delfino dentro del país y fue el punto de partida para que fuera llevado a la categoría de clásico.
El tema de la mujer que encuentra su perdición en el cabaret, que ya se encuentra en las poesías de Evaristo Carriego de la La canción del barrio, fue introducido en el tango por Luis Pedro Víctor Vicente Roldán en la pieza Maldito tango (con música de Osmán Pérez Freire) hacia 1917, en el cual la protagonista después de referir cómo el joven de la que estaba enamorada la llevó a bailar tango dice desilusionada:
Del cabaret soy una triste mueca
ya nadie tango conmigo más bailó.
Milonguita se inicia con una imagen pura y luminosa de la protagonista:
¿Te acordás, Milonguita? Vos eras
la pebeta más linda ’e Chiclana,
la pollera cortona y las trenzas,
y en las trenzas un beso de sol.
Pero termina con la desilusión y el abandono:
¡Milonguita!
Los hombres te han hecho mal,
y hoy darías toda tu alma
por vestirte de percal.
Según Nicolás Olivari, mal que le pese a la mayoría de las letras de tango, para hacerlo tuvo buenas razones que nos cuenta en su soneto La costurerita que dio aquel mal paso ya que gracias a ello es que Milonguita tiene su collar, su cucurucho de bombones y su pisito donde quien la mantiene no la molesta mucho, evitando así un triste destino de de pobreza con probable tisis incluida.
Hay distintas versiones sobre la existencia real de una joven cuya historia habría sido la fuente de inspiración de Samuel Linning. Para algunos estudiosos se llamó Esther Torres y habría vivido en Buenos Aires, en Chiclana 3051, en tanto otros la identifican como María Esther Dalton, que habitó en Chiclana 3148. En ambos casos murieron antes de los 18 años. En cuanto al cabaret referido en el tango sería el Royal Pigalle, ubicado entonces en Corrientes 825.
En la comunicación n.º 114, del 8 de junio de 1966 a la Academia Porteña del Lunfardo, Ricardo M. Llanes se refirió a María Esther Dalton, fallecida el 20 de diciembre de 1920 y posteriormente en una nota publicada en el diario La Prensa del 17 de agosto de 1972 Francisco García Jiménez también lo hizo, con transcripción de la partida de defunción, originando el reclamo de quien la había conocido de niña; sin embargo, el mismo autor en el libro que publicó en 1980 no insiste en esa versión y refiere, en cambio, que los autores paseaban por la calle Chiclana cuando vieron una atractiva "milonguita" y allí le dieron el nombre del tango.
Escribió José Gobello con sentido común: «Mi impresión es que Linning ubicó su historia en la calle Chiclana por razones métricas, sin sospechar que al 3148 crecía una dulce jovencita llamada María Esther».
MILONGUITA - Tango 1920
Música: Enrique Delfino
Letra: Samuel Linnig
¿Te acordás, Milonguita? Vos eras
la pebeta más linda 'e Chiclana;
la pollera cortona y las trenzas,
y en las trenzas un beso de sol.
Y en aquellas noches de verano,
¿qué soñaba tu almita, mujer,
al oír en la esquina algún tango
chamayarte bajito de amor?
Esthercita,
hoy te llaman Milonguita,
flor de noche y de placer,
flor de lujo y cabaret.
Milonguita,
los hombres te han hecho mal
y hoy darías toda tu alma
por vestirte de percal.
Cuando sales por la madrugada,
Milonguita, de aquel cabaret,
toda tu alma temblando de frío
dices: ¡Ay, si pudiera querer!...
Y entre el vino y el último tango
p'al cotorro te saca un bacán...
¡Ay, qué sola, Esthercita, te sientes!
Si llorás...¡dicen que es el champán!
El tango fue grabado por Goyeneche en dos ocasiones.
En 1980 acompañado por la orquesta de Osvaldo Berlingieri
y en 1985, esta vez por la de Carlos Franzetti.
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