sábado, 2 de marzo de 2024

40 - FRUTA AMARGA

Homero Manzi, a partir de “Viejo Ciego” en 1921, dio realce intelectual a las letras de sus 

tangos y al igual que otros autores utiliza la metáfora para construir la poesía. Es una manera 

figurada de decir lo mismo; es incorporar belleza y creatividad al andamiaje poético. Según el 

diccionario, la metáfora es un tropo que consiste en utilizar una palabra con el significado de 

otra al establecer una comparación tácita entre las realidades designadas por ambas, por 

semejanza o por compartir algún rasgo.

 

Inexplicablemente, grandes obras poéticas del insigne santiagueño no trascendieron en la 

medida que se merecían.

 

Analizando las letras de Manzi en alguno de estos tangos escasamente difundidos y que 

contengan metáforas encontramos uno cuyo título constituye ya de por sí una metáfora y 

cuya letra es un torbellino de ellas (se contabilizan al menos doce). El tango en cuestión y 

al que puso música el bueno de Hugo Gutierrez, se llama “Fruta amarga” y dice en su 

segunda parte, refiriéndose al ser amado, luego de una relación trunca:


“Eras la luz del sol, y la canción feliz 

y la llovizna gris en mi ventana, 

eras remanso fiel y duende soñador, 

y jazminero en flor y eras mañana; 

suave murmullo, viento de loma, 

cálido arrullo de la paloma, 

ya no serás jamás aroma de rosal, 

frescor de manantial en mi destino, 

sólo serás la voz que me haga recordar 

que en un instante atroz te hice llorar”.


La de "Fruta Amarga" es considerada por tangueros reconocidos como una de las diez letras 

de tango más bellas de todas las épocas. Los parangones que lleva a cabo Manzi en el 

desarrollo de la poesía son de una belleza e inspiración notables.





FRUTA AMARGA - Tango 1944

Música: Hugo Gutiérrez

Letra: Homero Manzi


¡Corazón!

En aquella noche larga

maduró la fruta amarga

de esta enorme soledad.

¡Corazón!

¿En las nubes de qué cielo

la tristeza de tu vuelo

sin consuelo vagará?

Bien lo sé...

¡Aquel frío alucinante

de un instante, me cegó!

Fue en un viento de locura,

sin ternura, sin perdón.

Fue en el grito enronquecido

de un amor enloquecido

de dolor.


Eras la luz de sol

y la canción feliz

y la llovizna gris

en mi ventana.

Eras remanso fiel

y duende soñador

y jazminero en flor

y eras mañana.

Suave murmullo...

Viento de loma...

Cálido arrullo

de la paloma.

Ya no serás jamás

aroma de rosal,

frescor de manantial

en mi destino.

Sólo serás la voz

que me haga recordar

que en un instante atroz

te hice llorar.


¡Ya no estás!

Y el recuerdo es un espejo

que refleja desde lejos

tu tristeza y mi maldad.

¡Ya no estas!

Y tu ausencia que se alarga

tiene gusto a fruta amarga,

a castigo y soledad.

¡Corazón!

Una nube puso un velo

sobre el cielo de los dos.

¡Y una nube solamente

de repente me perdió!

¡Una nube sin sentido,

sin clemencia, sin olvido,

sin perdón.

 

 

El “Polaco” grabó “Fruta amarga” en 1972 

acompañado de la orquesta de Atilio Stampone. 

 

 

 

Con Atilio Stampone en 1972.
 


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