Homero Manzi, a partir de “Viejo Ciego” en 1921, dio realce intelectual a las letras de sus
tangos y al igual que otros autores utiliza la metáfora para construir la poesía. Es una manera
figurada de decir lo mismo; es incorporar belleza y creatividad al andamiaje poético. Según el
diccionario, la metáfora es un tropo que consiste en utilizar una palabra con el significado de
otra al establecer una comparación tácita entre las realidades designadas por ambas, por
semejanza o por compartir algún rasgo.
Inexplicablemente, grandes obras poéticas del insigne santiagueño no trascendieron en la
medida que se merecían.
Analizando las letras de Manzi en alguno de estos tangos escasamente difundidos y que
contengan metáforas encontramos uno cuyo título constituye ya de por sí una metáfora y
cuya letra es un torbellino de ellas (se contabilizan al menos doce). El tango en cuestión y
al que puso música el bueno de Hugo Gutierrez, se llama “Fruta amarga” y dice en su
segunda parte, refiriéndose al ser amado, luego de una relación trunca:
“Eras la luz del sol, y la canción feliz
y la llovizna gris en mi ventana,
eras remanso fiel y duende soñador,
y jazminero en flor y eras mañana;
suave murmullo, viento de loma,
cálido arrullo de la paloma,
ya no serás jamás aroma de rosal,
frescor de manantial en mi destino,
sólo serás la voz que me haga recordar
que en un instante atroz te hice llorar”.
La de "Fruta Amarga" es considerada por tangueros reconocidos como una de las diez letras
de tango más bellas de todas las épocas. Los parangones que lleva a cabo Manzi en el
desarrollo de la poesía son de una belleza e inspiración notables.
FRUTA AMARGA - Tango 1944
Música: Hugo Gutiérrez
Letra: Homero Manzi
¡Corazón!
En aquella noche larga
maduró la fruta amarga
de esta enorme soledad.
¡Corazón!
¿En las nubes de qué cielo
la tristeza de tu vuelo
sin consuelo vagará?
Bien lo sé...
¡Aquel frío alucinante
de un instante, me cegó!
Fue en un viento de locura,
sin ternura, sin perdón.
Fue en el grito enronquecido
de un amor enloquecido
de dolor.
Eras la luz de sol
y la canción feliz
y la llovizna gris
en mi ventana.
Eras remanso fiel
y duende soñador
y jazminero en flor
y eras mañana.
Suave murmullo...
Viento de loma...
Cálido arrullo
de la paloma.
Ya no serás jamás
aroma de rosal,
frescor de manantial
en mi destino.
Sólo serás la voz
que me haga recordar
que en un instante atroz
te hice llorar.
¡Ya no estás!
Y el recuerdo es un espejo
que refleja desde lejos
tu tristeza y mi maldad.
¡Ya no estas!
Y tu ausencia que se alarga
tiene gusto a fruta amarga,
a castigo y soledad.
¡Corazón!
Una nube puso un velo
sobre el cielo de los dos.
¡Y una nube solamente
de repente me perdió!
¡Una nube sin sentido,
sin clemencia, sin olvido,
sin perdón.
El “Polaco” grabó “Fruta amarga” en 1972
acompañado de la orquesta de Atilio Stampone.
No hay comentarios:
Publicar un comentario